TIENES QUE SER NACIDO DE NUEVO
TIENES QUE SER NACIDO DE NUEVO
Robert R. McLaughlin
1¿Qué significa ser nacido de nuevo (renacido)?2
2El engaño de la religión6
3¿Qué sucede si no nazco de nuevo (renazco)?13
4¿Cómo puedo nacer de nuevo (ser renacido)?18
"En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios." (JUA 3:3)
Todos los versículos vienen de La Biblia de las Américas a menos que esté notado.
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¿Qué significa ser nacido de nuevo
(renacido)?
Había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, prominente entre los judíos. Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él. Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? (JUA 3:1-4)
¿Qué quiso decir el Señor Jesucristo cuando dijo que el hombre tenía que ser nacido de nuevo (renacido) para poder ver el reino de Dios? Así como preguntó Nicodemo en versículo cuatro, ¿acaso tendríamos que entrar de nuevo en el vientre de nuestra madre? La respuesta es, por supuesto, que "No." El Señor no está hablando de otro nacimiento físico, pero en cambio está hablando de un renacimiento espiritual; el nacimiento de una nueva criatura que tiene la capacidad de tener una conexión con Dios, y al final vivir en la eternidad con Él.
La pregunta que debemos contestar es: ¿Por qué es necesario que la persona sea renacida espiritualmente?
¿Acaso no es que en el momento de nuestro nacimiento físico nacemos con un espíritu? En el momento del nacimiento, toda la raza humana nace con un cuerpo y un alma, pero sin un espíritu humano. Nacemos de esta manera porque cuando Adán pecó, él murió espiritualmente; y siendo Adán la cabeza de la raza humana, él representaba a todos los que le seguirían. No obstante, estamos en una mejor posición siendo
creyentes renacidos en un mundo imperfecto que en la posición que estuvo Adán como un hombre perfecto en un mundo completamente perfecto en el Jardín del Edén. Aquellas personas que son renacidos tienen la salvación eterna, y están eternamente seguros; en cambio, Adán tuvo que permanecer perfecto para mantener su conexión con Dios en el jardín.
¿Entonces qué? ¿Somos nosotros mejores que ellos? De ninguna manera; porque ya hemos denunciado que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado; como está escrito: NO HAY JUSTO [recto], NI AUN UNO; NO HAY QUIEN ENTIENDA, NO HAY QUIEN BUSQUE A DIOS; TODOS SE HAN DESVIADO, A UNA SE HICIERON INÚTILES; NO HAY QUIEN HAGA LO BUENO, NO HAY NI SIQUIERA UNO. (ROM 3:9-12)
Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron; (ROM 5:12)
Así pues, tal como por una transgresión resultó la condenación de todos los hombres, así también por un acto de justicia [rectitud] resultó la justificación de vida para todos los hombres. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos. (ROM 5:18-19)
La muerte en Romanos 5:12 es una muerte espiritual, que significa la separación de Dios sin ninguna posibilidad de tener la comunión ni la vida eterna con Él. Por esta razón, una persona que está muerta espiritualmente, no importa cuan buena que pueda ser, nunca podría vivir con Dios en la eternidad porque le falta la rectitud de Dios. El problema del hombre es su nacimiento físico; nace sin un espíritu, el cual es necesario para tener una conexión con Dios:
Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. (JUA 4:23)
Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. (1CO 15:22)
Toda la raza humana necesita ser renacida. En el momento de nuestro primer nacimiento (el nacimiento físico), nosotros recibimos un cuerpo de carne y sangre, y nacemos en la familia de Adán. Para poder entrar en la familia de Dios, necesitamos nacer del Espíritu; necesitamos ser renacidos. Entonces tendremos un cuerpo, un alma y un espíritu humano del cual habla el apóstol Pablo. Y que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y que todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. (1TE 5:23)
Cuando somos renacidos, Dios el Espíritu Santo crea en nosotros un espíritu nuevo, uno que nace de Dios; eterno e indestructible. No hay nadie que haya renacido sin que sea por el ministerio del Espíritu Santo. Cuando una persona nace de nuevo, primero recibe el espíritu humano, y luego el Espíritu Santo hace Su morada en su cuerpo. De esto fue lo que Pablo hablaba cuando preguntó, ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (1CO 6:19) La morada de Dios el Espíritu Santo le capacita al individuo para que tenga la comunión con Dios y aprenda las verdades espirituales. Nadie puede crecer espiritualmente y descubrir el plan de Dios a menos que la semilla de la vida haya sido plantada por el Espíritu Santo.
El cristianismo es el nuevo nacimiento; es una nueva vida creada por Dios. No es algo que nosotros hacemos, sino que es algo que es hecho en nosotros. Así como uno no puede
dar nacimiento (físico) a sí mismo, lo mismo es cierto con respecto al nuevo nacimiento. Aunque los efectos y resultados son reales, uno no los entiende completamente en el momento. En una manera similar, uno no sabe de donde viene ni para donde va el viento, pero ciertamente uno ve y siente sus efectos.
No te asombres de que te haya dicho: "Os es necesario nacer de nuevo." El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. (JUA 3:7-8)
2 El engaño de la religión
Nicodemo era un hombre muy devoto y religioso, y era miembro del Sanedrín, que era el grupo gobernante de los judíos.
Había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, prominente entre los judíos. (JUA 3:1)
El Sanedrín estaba compuesto por los escribas, saduceos y fariseos. Los escribas eran los guardianes y los eruditos de las escrituras del Antiguo Testamento. Los saduceos eran racionalistas de alta educación que negaban lo sobrenatural, tales cosas como la resurrección y la vida eterna. Los fariseos eran muy religiosos y llenos del legalismo. Los fariseos trabajaban tiempo extra para mostrarse buenos en apariencia, entonces Nicodemo oraba siete veces al día y iba al templo tres veces al día. Sin embargo, recordemos lo que la Biblia dice concerniente a la rectitud del hombre, Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas [rectas]; todos nos marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran. (ISA 64:6) Eran los fariseos los que daban dinero a los pobres, oraban más largo tiempo, y desempeñaban los rituales sagrados de una manera que llamaba mucho la atención. Creyendo que impresionaban a Dios, eran los que estaban de primeros en la fila, gritando más fuerte que todos cuando había funciones en el templo. Como un fariseo típico, Nicodemo era religioso, lleno de pretensiones de superioridad moral, orgulloso y vano. Era uno de los cuales nuestro Señor describió como:
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. (MAT 23:27)
Uno de los requisitos para llegar a ser un fariseo era tener una perfección externa física. Los fariseos eran como todas las personas religiosas, las cuales son muy difíciles de impresionar con la verdad porque están cegadas por sus propios actos buenos. Ellos no entienden que todos nacemos como pecadores, incapaces de complacer a Dios. En cambio, creen que la depravación solamente describe a las personas que están en el arroyo. No obstante, los pecados de la gente religiosa son mucho peores; los pecados del orgullo y el pensar que uno puede impresionar a Dios con sus actos buenos. Aunque Nicodemo era una persona muy importante según los estándares humanos, y su vida estaba llena de actos buenos mientras trataba de ganarse su entrada al cielo, el tenía una preocupación de que necesitaba ayuda.
Muchos han especulado sobre la razón por la cual Nicodemo acudió a Jesús de noche. Algunos dicen que él estaba avergonzado, y otros dicen que él no quería que ningunos de los otros fariseos lo viera. Cualquiera que haya sido la razón, él vino al Señor diciendo, Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él. (JUA 3:2) Ya sea si Nicodemo había escuchado o presenciado personalmente los milagros de Jesús, él estaba más fascinado y atraído por los actos de Jesús que por Sus palabras. El verdadero propósito de los milagros era el de llamar atención al mensaje, el cual es la razón por la cual Jesús no sanó a todas las personas del mundo. Él estaba, y todavía está, más interesado en la seguridad eterna del alma que en la sanación física del cuerpo.
En versículo dos, Nicodemo reconoce que Jesús era un maestro enviado por Dios, porque él lo admite, nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él. Pero aquí es donde el Nicodemo religioso no entendía el objetivo, el cual es que un maestro de Dios enseña y comunica la verdad. El verdadero milagro ocurre en los corazones de aquellos que responden al mensaje. Nicodemo estaba confundido, por eso en versículo tres, el Señor le interrumpe diciéndole, En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. (JUA 3:3) La interrupción ocurrió en el momento oportuno. Nicodemo era un fariseo típico: prolijo y aburrido. El Señor Jesucristo fue al grano, Él no dio vueltas, diciendo esencialmente, "Tú nunca entrarás al reino de Dios si no eres renacido." Recuerde que nuestro Señor le está hablando a un hombre que está muy orgulloso de sus méritos, pero Jesús ignora el conocimiento que Nicodemo piensa que él tiene. Como podemos imaginar, esto le viene como un shock grande a la persona religiosa que piensa que ha sido muy buena. No obstante, el problema de Nicodemo no era su pecado personal, sino que su nacimiento. Él había nacido físicamente, pero no espiritualmente.
El hombre necesita cambiar su posición de estar "en Adán," donde él está muerto espiritualmente, a estar "en Cristo," donde él está vivo espiritualmente. Es decir, el hombre necesita una posición nueva, la cual exige un nacimiento nuevo. Esto es lo que el Señor Jesucristo está diciendo; Nicodemo había nacido físicamente, entonces él poseía un cuerpo y un alma, pero no un espíritu humano. Por consiguiente, Nicodemo, aunque era moral y religioso, no podía entender la información espiritual porque le faltaba el espíritu. En cambio, su reacción revela la ceguera detrás de la religión:
¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? (JUA 3:4)
Ésta es una ilustración perfecta de la ceguera que tiene un hombre religioso con respecto a la verdad espiritual. Sin el espíritu humano, el cual uno recibe en el momento de la salvación, nadie es capaz de entender ningún fenómeno espiritual. La única excepción a esto ocurre cuando Dios el Espíritu Santo actúa como el espíritu humano y hace que la información del evangelio sea entendible al no creyente. Aunque Nicodemo es un hombre muy moral y religioso, él está teniendo mucha dificultad en entender todo esto. Nicodemo era un hombre que estaba tratando de terminar la carrera antes de aún comenzarla, y aquí es donde aquella persona que ha sido criada en un ambiente religioso es engañada frecuentemente. Nuestro Señor lo hace bien claro en Juan 3:3, donde le dice a la persona religiosa que a menos que el hombre sea renacido, él ni puede ver el reino de Dios, mucho menos entrar en él. Uno no puede comenzar a crecer espiritualmente hasta que la semilla de vida haya sido plantada en él porque Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. (JUA 3:6)
Una historia paralela es la de Martin Luther quien asumía que, como un Católico Romano, él tenía una conexión correcta con Dios. Luther estaba muy descontento con su vida, y por eso se convirtió en monje; aquel que toma un voto religioso de pobreza y se convierte en un ermitaño religioso. Entonces, a través del estudio de las Escrituras, él llegó a ese entendimiento crítico que él había sido instruido equivocadamente y se dio cuenta de la verdad: los justos vivirán por su fe. Mientras él se había concentrado en cómo vivir una vida más santa, él nunca había experimentado la verdadera libertad de la salvación. Luther pensaba que el bautizo en agua de su infancia le había dado una vida nueva, y asumió que él era un cristiano simplemente porque había sido criado en un ambiente religioso.
No te asombres de que te haya dicho: "Os es necesario
nacer de nuevo. (JUA 3:7)
Noten que nuestro Señor está tratando con la religión, y ¡la religión es satánica! La religión incluye la doctrina falsa (1TI 4:1), una mesa de comunión falsa (1CO 10:19-20), un evangelio falso (GAL 1:6), y un Jesús falso (2CO 11:4). De hecho, las personas religiosas se llaman "sepulcros blanqueados," que por fuera lucen hermosos pero por dentro están llenos de huesos de muertos como está documentado en Mateo 23:27. Las palabras de Jesús, "no te asombres," sugieren la reacción de Nicodemo como una de haberse quedado en shock. A pesar de todos sus logros humanos, él estaba totalmente perplejo.
En versículo ocho, Jesús ilustra que la cosa espiritual no es algo que se puede ver. Cuando uno fue renacido, Dios el Espíritu Santo lo puso en unión con Cristo, y el Espíritu Santo comenzó a morar en esa persona, pero uno no ve cuando ocurre esto. Esto es lo que quiere decir cuando Juan nota que El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. (JUA 3:8) ¿Dónde comienza y dónde termina el viento? No se puede ver al viento, sólo los efectos del viento son visibles. Es lo mismo con el nacimiento espiritual; no se puede ver, ¡pero es real!
Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede ser esto? (JUA 3:9)
Le habían enseñado muy bien a Nicodemo en el seminario teológico, pero aún, él no podía entender este principio simple. Notemos que nuestro Señor usa un poco de sarcasmo en el momento oportuno.
Jesús respondió y le dijo: Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? (JUA 3:10) Podemos llamar a esto "el sarcasmo santo."
En verdad, en verdad te digo que hablamos lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no recibís nuestro testimonio. Si os he hablado de las cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las celestiales? Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre. (JUA 3:11-13)
En versículo 13, Jesús declara que Él está en el cielo al mismo momento en que él está hablando con Nicodemo. Nuestro Señor podía estar en el cielo al mismo instante que estaba en Su cuerpo humano porque Él es el Dios-Hombre, la Persona única del universo.
Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre. (JUA 3:13)
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en Él vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna. (JUA 3:14-16)
En este pasaje, "Dios" se refiere a la primera Persona de la Trinidad, Dios el Padre. Ya que Dios es perfecto, Su plan es perfecto. En la eternidad antigua, un Dios perfecto resolvió el problema mas grande del hombre; el problema de la naturaleza entera del hombre, la naturaleza vieja y pecaminosa (NVP), la cual comete los pecados y el bien humano. Un Dios perfecto hizo la previsión perfecta para cada necesidad que vamos a tener en el tiempo presente, además de una solución perfecta para cada pecado; y esta solución es la cruz. Por lo consiguiente, todo pecado que sería cometido en la raza humana tiene una solución divina "en Cristo."
3
Éste es un tema muy desagradable, pero se tiene que
estudiar honestamente, enfocándonos en vista de los pasajes pertinentes de la Biblia.
El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. (JUA 3:18)
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él. (JUA 3:36)
Cuando un miembro de la raza humana rechaza la oferta de Dios para ser renacido, él llega a estar sujeto al juicio desde Su justicia divina. Además de Su amor, Dios es también perfectamente santo (recto y justo). Dios no puede tener nada que ver con el pecado, el mal ni el hombre caído porque Él no puede tener comunión con los seres humanos que están muertos espiritualmente. No hay lugar en el reino de Dios para la humanidad que no está regenerada, que está condenada a pasar la eternidad en el infierno. También llamado el lago de fuego, el infierno es el lugar que fue preparado para el diablo y sus ángeles, y será la residencia final para todos aquellos que rechazan la oferta gratuita de Dios de la salvación. Es en el juicio final donde Jesús dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles" (MAT 25:41). La Biblia es muy dogmática con respecto a la existencia de un infierno literal.
Hay más de 160 pasajes en el Nuevo Testamento que
nos enseñan esto, muchos de ellos fueron enseñados por el mismo Señor Jesucristo. ¡De hecho, nuestro Señor habló acercadel
infierno siete
¿Qué sucede si no nazco de nuevo (renazco)?
vecesmás
seguidoque
del
cielo! El no creyente irá a un lugar que está descrito por los siguientes términos:
Un lugar de tormento (LUC 16:23, LUC 16:28).
Un lugar donde nunca es saciado el deseo (LUC 16:24-31). Un lugar de miseria indescriptible en el fuego eterno (MAT 25:41).
Un lugar donde el gusano (la consciencia) nunca muere, y el fuego nunca se apaga (MAR 9:44).
Un lugar se llama el lago [el cual muchos creen que es en forma de líquido de lava] que arde con fuego y azufre (APO 21:8).
Un lugar llamado el pozo del abismo (APO 9:1-2). Un lugar de las tinieblas de afuera (MAT 8:12).
Un lugar de fuego inextinguible (LUC 3:17).
Un lugar descrito como un horno de fuego (MAT 13:42). Un lugar descrito como la oscuridad de las tinieblas (JUD 1:13).
Un lugar de tormento sempiterno (APO 14:11).
Muchos individuos, incluyendo muchos creyentes, rechazan el hecho de que existe un infierno literal. Entonces notemos algunos principios con respecto a la realidad que existe un infierno literal. Un Dios perfectamente recto no puede tener nada que ver con el pecado. Dios ni puede incluso "contemplar el pecado," según Habacuc 1:13. Ya que la infinita y pura santidad exige que el pecado sea juzgado, la santidad de Dios (Su rectitud y justicia) tiene que ser honrada. Cuando el hombre pecó por primera vez, él murió espiritualmente, que significa que él estaba separado de Dios. La seriedad del estado de la condición del hombre está
revelada por el hecho de que Dios hizo el mayor sacrificio que Él podría haber hecho. Si no hubiera un infierno con un castigo sempiterno para Sus criaturas, ¿por qué es que Dios tuvo que sacrificar a Su Hijo para salvarlas? ¿De qué tenían que ser salvados?
El infierno es real, y podemos confiar en que Dios ha ideado la mejor solución para lidiar con el problema del pecado. En el final, la humanidad entenderá que Dios hizo lo que era correcto y justo, y Él será justificado y glorificado para siempre. Cuando una persona comprende el carácter malvado del pecado como Dios lo entiende, entonces entenderá la razón por la cual existe el infierno y la razón por la cual es justificado. La maravilla del plan de Dios no es que los pecadores están perdidos, ¡sino que los pecadores son salvos! La muerte de nuestro Señor Jesucristo no solamente nos libera del infierno, sino también es la base de una condenación más grande sobre aquellos que Le rechazan. Cuando los individuos rechazan a Jesucristo como su Señor y Salvador, su falta de rectitud inherente aumenta, y su condición impotente y desahuciada es magnificada por el pecado de rechazar el remedio perfecto que ha proveído el amor infinito y divino. La gracia infinita y divina de Dios lo ha hecho posible, por medio del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, que Dios le ofrezca al hombre la oportunidad de aceptar o rechazar al Salvador. Por consiguiente, el infierno es una revelación Bíblica que no necesita ninguna confirmación ni aprobación del hombre. Así como el cielo es un lugar real, de manera igual lo es el infierno, y no es un mero estado de ánimo (MAT 5:22; MAT 5:29-30; MAT 11:23; MAT 16:18).
El infierno es un lugar de horrores que van más allá de cualquier descripción. Muchas de las Escrituras que describen al infierno vienen de los labios del Señor mismo, y el negar la realidad del infierno es llamarle al Señor Jesucristo mentiroso.
Uno de los errores mas grandes concerniente al infierno es la tendencia de mucha gente religiosa en enfocarse
en una dependencia ciega en solamente un atributo de Dios; Su amor. Muchos preguntan cómo puede un Dios tierno arrojar Sus criaturas al infierno o al lago de fuego eterno. El hacer esta pregunta es ignorar Su justicia y rectitud y la función que ellos tienen en proteger Su integridad. Si sólo el amor pudiera salvar a la gente y perdonarle de su pecado en un acto de bondad, entonces Dios comprometería quien y lo que es Él. Adicionalmente, el decir que el infierno no existe es decir que la muerte de nuestro Señor Jesucristo fue innecesaria, porque si Dios pudiera salvar a Sus criaturas por mera generosidad, entonces la muerte de Cristo llegaría ser un acto de inutilidad divina. Es impensable creer que Dios mandó al Señor Jesucristo a la cruz, con todo su dolor y agonía, cuando Él pudiera habernos perdonado los pecados por medio de un acto de bondad. La santidad divina exige la condenación del pecador o la aceptación de Cristo y la substitución de Su muerte. Dios es amor y ese amor se revela a través del don de Su Hijo para que el hombre pueda ser salvado. Debido a Su perfecta rectitud, Dios no puede salvar a los perdidos a menos que Sus exigencias rectas sean satisfechas, y estas únicamente son satisfechas por medio de Jesucristo. Cuando el amor ha pagado un precio tan tremendo para que un pecador pueda ser salvado sin comprometer la rectitud divina, el hombre es un tonto en poner en duda la revelación de Dios que existe un lugar de castigo que nunca termina. Las personas que se ofenden con la idea que existe un infierno están ofendidas por el amor divino y la santidad. Dios nunca mandará a nadie al infierno porque Él desea hacerlo; la gente va al infierno únicamente porque elige rechazar al Señor Jesucristo (JUA 3:18-36).
4
Dios amó tanto al mundo que Él hizo algo tan
increíble con el resultado que no es necesario que ninguna persona sufra en el infierno. Dios ha proveído una salvación perfecta. El mensaje de la gracia de Dios no es una declaración de condenación eterna; sino que es "las buenas nuevas" de la salvación por medio del Salvador que ha proveído el amor divino. Es el deseo de Dios que todos sean salvos y lleguen al pleno conocimiento de Jesucristo:
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad. (1TI 2:3-4)
El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento. (2PE 3:9)
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. (JUA 3:16-17)
Nosotros todos nacemos sin la habilidad de amar a Dios porque todos nacemos muertos espiritualmente. Por consiguiente, Dios nos amó cuando nosotros éramos incapaces de amarle a Él. Su actitud hacia nosotros desde la eternidad antigua siempre fue una de amor, y el resultado de ese amor fue Su don para nosotros. Ese don fue Su propio Hijo nacido en una manera única, el Señor Jesucristo, el único
miembro de la raza humana que nació sin una naturaleza vieja y pecaminosa. Cada miembro de la raza humana nace en el pecado y bajo el dominio de la maldición de Adán, con el pecado original de Adán imputado en el momento del nacimiento físico. Solamente Uno nació como el Hijo de Dios; todos los demás deben llegar a ser hijos, porque no hay ninguna otra persona que haya nacido de esta manera. Cristo murió por todos, y no sólo por los elegidos o unos pocos selectos, como enseñan algunos. El Señor Jesucristo pagó la pena por cada uno de los pecados que se cometería por la raza humana, incluso por aquellos que terminarán en el infierno.
Cada pecado de la historia humana fue pagado en la cruz, con la excepción de uno. El único pecado que es imperdonable es el pecado de rechazar a Jesucristo y la obra que Él cumplió en la cruz para asegurar nuestra salvación. Dios les dio a Sus criaturas el libre albedrío, y por toda la historia, Él nunca viola el libre albedrío humano. Cuando una de Sus criaturas decide rechazar a su Salvador, Él no invalidará esa decisión; por lo tanto, Él tiene que sentenciar a esa persona al lago de fuego. Todos estos principios están declarados claramente por toda la Biblia:
Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. (ROM 5:6)
Pues el amor de Cristo nos apremia, habiendo llegado a esta conclusión: que uno murió por todos, por consiguiente, todos murieron; (2CO 5:14)
a saber, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones, y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación. (2CO 5:19)
quien se dio a sí mismo en rescate por todos, testimonio dado a su debido tiempo. (1TI 2:6)
Porque por esto trabajamos y nos esforzamos, porque hemos puesto nuestra esperanza en el Dios vivo, que es el Salvador de todos los hombres, especialmente de los
¿Cómo puedo nacer de nuevo (ser
renacido)?
creyentes. (1TI 4:10)
Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres, (TIT 2:11)
Pero vemos a aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles, es decir, a Jesús, coronado de gloria y honor a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios probara la muerte por todos. (HEB 2:9)
El mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. (1JU 2:2)
Estos versículos no dejan ninguna duda que lo que hizo Cristo en la cruz, lo hizo por todos. Ya que todos los pecados fueron juzgados, no pueden ser mencionados en el juicio final; incluso los pecados de los no creyentes no podrán salir a la luz. En vez de esto, el no creyente será condenado porque no creyó en el Señor Jesucristo, y no debido a sus pecados:
Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Hades entregaron a los muertos que estaban en ellos; y fueron juzgados, cada uno según sus obras. Y la Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda: el lago de fuego. Y el que no se
encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego. (APO 20:12-15)
Todos los pecados fueron juzgados en la cruz donde el Señor Jesucristo pagó el precio. ¿Por qué hizo Él esto por nosotros? La respuesta es Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito (JUA 3:16). Aunque no lo merecemos, y no merecemos ninguna cosa, Él todavía nos amó lo suficiente para proveernos con esta maravillosa salvación. Él lo hizo todo, y nosotros únicamente necesitamos creer que es verdad porque está escrito que todo aquel que cree será salvo. Desde el principio de los tiempos, cada persona que ha sido salvada ha recibido la salvación en la misma manera, únicamente por medio de la fe en el Señor Jesucristo; no hay ninguna otra manera, Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos. (HCH 4:12)
Cada individuo debe elegir por sí mismo. Nadie puede elegir por usted y Dios no le forzará; tiene que ser su decisión.
Si no ha tomado la decisión de creer en el Señor Jesucristo, no tiene ni la esperanza ni la vida eterna. Como tal, está destinado a pasar la eternidad en el lago de fuego. Pero no pierda esperanza; Jesucristo tomó su castigo y murió como su sustituto. Él le tenía en mente personalmente mientras sufría en la cruz. Ahora Dios le ha dado la libertad y la oportunidad de tomar su propia decisión. Ahora mismo, donde sea que esté, quien sea que sea, en la privacidad de su propia alma, le puede decir a Dios el Padre que reconoce que es un pecador y que se da cuenta de su necesidad de tener un Salvador, el Señor Jesucristo, y que cree en Su Hijo Jesucristo para la vida eterna. En este mismo instante, su destino ha sido asegurado por toda la eternidad.
Es simplemente tener solamente fe solamente en Él.
La fe en Cristo significa que será un hijo de Dios y vivirá con Él por siempre en el cielo. La decisión es suya - decida sabiamente.